Dice la layenda que el Rey Oveja era el un hombre con cabeza de oveja
Hace muchas generaciones se perdió un rebaño de ovejas en invierno. Este rebaño viajó al sur en busca de un clima mejor.
Se dice que el Rey Oveja era apenas un niño cuando encontró al rebaño. Sus padres habían muerto por enfermedad ese mismo invierno.
Durante días recorrieron las montañas del sur, donde finalmente se estableció. Construyó un pequeño refugio y vivió durante su infancia con el rebaño.
Ya adolescente aprendió el lenguaje de las ovejas y esto le permitió llegar a un acuerdo con ellas: él les brindaría protección contras los hombres y ellas le ofrecerían lana y carne: la carne de las viejas y moribundas que se sacrificarían por el propio rebaño.
Durante años luchó con hombres, zorros y perros salvajes, pero un día apareció un demonio.
Se dice que el demonio venia con sed de sangre, aunque hubiese arrasado unas horas antes con una pequeña aldea.
El hombre se enfrentó al demonio, pero fue derrotado. También la oveja líder del rebaño cayó a pies del demonio. Ambos moribundos cruzaron su mirada, entonces una magia antigua y perdida ya en los tiempos unió ambas almas, y ambos cuerpos, había nacido el Rey Oveja.
El Rey Oveja se levantó y mató al demonio.
Años más tarde dos familias de granjeros llegaron a sus montañas, pero estas respetaron al Rey Ovejas y su rebaño.
Con el paso de los años fundaron una aldea, donde los aldeanos libres aprendieron a cuidar el rebaño.
Se dice que el Rey Oveja vivió muchas generaciones antes de fallecer, pero su legado ya estaba establecido: la aldea libre del Rey Oveja.
En la actualidad la aldea vive del comercio de la lana, siguen cuidando al rebaño y siguen siendo libres en la edad de Los Reinos.